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29 de abril de 2016

Usuarios destacan apoyo de policlínico de alivio del dolor y cuidados paliativos del Hospital de Parral

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Alivio del dolor y cuidados paliativos Hospital de Parral

NUESTRO TRABAJO ES MUY ESPECIAL Y NO PODEMOS HACERLO DE OTRA MANERA, QUE NO SEA CON EL CORAZÓN.

 Alrededor de 50 pacientes con algún tipo de cáncer en etapa terminal se atienden en el policlínico de alivio del dolor y cuidados paliativos del Hospital de Parral.

 El Policlínico de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital de Parral tiene la hermosa e importante misión de brindar asistencia total al paciente oncológico terminal y su entorno, asegurando así, una mejor calidad de vida, tanto para el paciente, cómo su para su familia, esto, a través de acciones que propenden aliviar el dolor mediante terapia analgésica; El control de síntomas derivados de la propia enfermedad o su tratamiento; La educación para el autocuidado del paciente y su familia; La facilitación de los cuidados del paciente en su hogar y la entrega de apoyo psicosocial durante la enfermedad o etapa de duelo, entre otros.

En el año 2003 comenzó a funcionar el Policlínico de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital de Parral, dos años más tarde en el 2005, esta unidad se incorporó a las patologías aseguradas por el AUGE. Actualmente el policlínico posee un equipo multidisciplinario compuesto por dos Médicos, dos Enfermeras, dos TENS, Asistente Social, Psicóloga, Químico Farmacéutico, Nutricionista y Matrona, los que brindan atención y cuidado a alrededor de 46 – 50 pacientes al mes.

Orieta Benavides enfermera encargada (s) del Policlínico de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital de Parral,  destacó el especial cariño con que realiza sus labores cada integrante del equipo “Aquí trabajamos con cariño, con dedicación, haciendo todo lo posible por brindar comodidad y facilitar todo al paciente y su familia. Esta unidad se conforma por un equipo multidisciplinario, dónde cada uno desde su área pasa a ser un aporte para el paciente. Si tuviera que definir en una palabra la principal característica del equipo, diría “Trato Humanitario” nos preocupamos de tenerle al paciente un lugar acogedor, cómodo, que se sienta como en casa, hacemos todo lo posible por no obstaculizar su venida al Hospital, a pesar de trabajar tan de cerca con la enfermedad, muchas veces el dolor o la muerte, tratamos de hacer que eso pase a segundo plano, el paciente sigue recibiendo su tratamiento, pero con un acompañamiento especial, más cercano , aquí cada paciente es acogido con el mismo cariño y hospitalidad si fuese un familiar o ser querido nuestro”.

Soledad Acuña, el año pasado ingreso como médico general de zona al Hospital de Parral y actualmente lleva 6 meses como médico en el policlínico de alivio del dolor y cuidados paliativos, ella cuenta lo gratificante que es desempeñarse en esta unidad “ha sido un trabajo muy importante, como médico estaba acostumbrada a buscar formas para tratar una enfermedad, para remediarla, aquí lo que hacemos es sobrellevar el deterioro que tiene un paciente con cáncer, es muy gratificante porque veo que con pequeños detalles, como escucharlos o poder darle un alivio a su dolor, estamos haciendo que se sientan mejor. Creo que nuestro trabajo es muy especial y no podemos hacerlo de otra manera, que no sea con el corazón”.

La Sra. Nancy Vera tiene 78 años y es de Punta Arenas, desde hace un año se vino junto a su esposo Jesús a vivir Parral,  ella hace 3 años está luchando contra un cáncer de esófago avanzado en fase terminal. Desde su llegada de Punta Arenas comenzó a asistir al Policlínico de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital de Parral “Llegamos con mi marido a Parral buscando un mejor clima, Punta Arenas es muy frío y sentíamos que por mi estado no era bueno, buscando alguna parcelita por internet y supimos de Parral, nos gustó así que mi marido vino primero y preparo todo. En Punta Arenas asistía al Poli de Alivio del Dolor por lo que debía continuar haciéndolo acá, al llegar al Hospital de Parral nos recibieron muy bien, me explicaron todo el funcionamiento y presentaron al equipo que me acompañaría en todo este proceso. El trabajo que aquí se realiza es muy lindo, quizás quienes conforman este equipo no se dan cuenta del tremendo apoyo que son para nosotros. Cuando me diagnosticaron el cáncer lo asumí con mucha tranquilidad, a mí no me aflige el tema del cáncer, yo no le temo a la muerte, pero hay días en que me lleno de tristeza, extraño a mi familia en Punta Arenas, veo a Jesús haciendo todo y yo sin ganas de nada, siento que voy perdiendo las fuerzas, algo se va apagando y creo que es ahí donde más valoramos todo este acompañamiento. Para mí es un agrado venir, con mucho amor y cariño nos llenan de energía, de fuerzas y ganas”.

Jesús, esposo de Nancy ha debido enfrentar solo todo lo que conlleva atender a su mujer y lidiar con la tristeza de verla luchar contra una enfermedad que ya se encuentra en fase terminal “aquí nos tenemos solo los dos, hemos construido nuestro mundo. Hay días que son buenos y otros no tanto, el día a día muchas veces me hace esconder la pena de ver a mi mujer con un cáncer terminal, me hago el loco y fuerte todos los días, siempre estoy para todo lo que ella necesite, cocino, me preocupo del aseo, de sus cosas personales, de llevarla a los controles, de sus medicamentos, ella es la mujer que elegí hace 46 años para toda la vida. Somos seres humanos y muchas veces he sentido el agotamiento, el desespero de no poder hacer algo más por ella, pero ahí han estado la psicóloga, doctora, enfermera, TENS, nutricionista, el químico, jamás me han dejado, han sido un pilar fundamental en todo este proceso. Han estado brindándonos un apoyo cariñoso, responsable, ya no podemos decir que estamos solos en Parral, porque no lo sentimos así. A mí me han hecho asistir a talleres grupales, donde nos refuerzan, dónde nos van preparando. Entonces aquí no es solo un trabajo que se hace con el paciente en sí, sino que también se preocupan de su entorno familiar. Sin el apoyo que nos dan, seguramente no nos sería tan linda la vida como lo es hoy, gracias a ellos podemos aun disfrutar de los momentos lindos, a pesar de la enfermedad de mi señora, ellos nos contienen y apoyan para no decaer”.

Al conversar con el equipo completo, todos concuerdan en que los lazos que se generan son fraternos y grandes, muchas veces después que ha fallecido un paciente, su familia sigue yendo a visitarlos, a saber cómo están, “eso nos  da a entender que logramos transmitir efectivamente el cariño que sentimos por nuestro trabajo”.

A fin de año el equipo realiza una misa en recuerdo de los pacientes fallecidos durante el año, espacio que se ha transformado en una tradición en el hospital, asisten pacientes, familiares y seres queridos de quienes lamentablemente fallecieron “es un momento emocionante, de reencuentro y oración por quienes ya nos dejaron” señala Orieta, enfermera a cargo del Policlínico.

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